martes, 3 de noviembre de 2009

De tícher an de piúpil

En Colón me llamó la atención que había dos actividades comerciales que abundaban por doquier.
Una era el rubro heladerías. Había muchas, demasiadas para un centro tan pequeño. En las esquinas, en cada cuadra, incluso una enfrente de otra, desde cadenas más populares (como Grido) hasta emprendimientos locales, algunos muy lindos y con mesitas de café y todo. Si la cosa resulta rentable o no, lo desconozco. Pero del otro rubro comercial sí me quedó la certeza de que, definitivamente, no funciona, pese a haber visto varios de ellos: se trata de los institutos de inglés.


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