jueves, 31 de marzo de 2011

Ejercicio

Esta tarde fui a la peluquería. Asignatura pendiente si las hay, venía pateándola y finalmente hoy decidí darle curso. No pudo ser. ¡Era el cumpleaños de la peluquera y se había rajado temprano! De los 365 días que tiene un año, justo fui a elegir éste.
En general, soy una persona con baja tolerancia a la frustración. Si planifico algo, más vale que se me dé, no sea cosa de despertar "la ira de Quito" (en otro post les explicaré qué es la ira de Quito, por ahora basta con fijar la atención en la palabra "ira"). En buen criollo: me recaliento mal. Eso en el momento inicial. Luego me viene como un aturdimiento, no sé bien cómo reaccionar, siento que se me quema la agenda... hasta que finalmente asumo que no hay botón ESC que valga y bueno, hay que apechugar.
Desde hace un par de años vengo leyendo libros de autoayuda, coaching y ese tipo de cuestiones (hoy estoy revelando ciertas bajezas, sabrán perdonar), y una de las cosas que aprendí es que cuando te relajás, aceptás y te entregás, la realidad no resulta tan brava. Es como cuando te enseñan a hacer la plancha en la pileta: si estás flojito, flotarás como un corcho; si te ponés rígido, te hundís como un yunque. La otra cosa que incorporé (o, al menos, trato de hacerlo) es pensar que todo lo que te sucede, aun lo que te frustra, te jode o te embola, es para mejor. Siempre para mejor, aunque en el momento te parezca que no.
Como todo, requiere práctica. Hay que vencer los primeros minutos en los que uno se siente un poco pelotudo pensando: "¡Cómo puedo creer que esto es para mejor, si tengo las mechas que no doy másssssss!". Es un ejercicio de humildad. Cuesta, pero no es imposible.
De manera tal que esta tarde me fui de la pelu silbando bajito, con la profunda convicción de que había zafado de que mi estilista, nerviosa porque le caerían cincuenta parientes para el cumple, me dejara el pelo verde. Llegué a casa, vi mi serie favorita, me hice un licuado de banana y escribí este post. Yo creo que, incluso con las mechas en este estado, salí ganando.