miércoles, 11 de agosto de 2010

Cumplís años (y yo cumplo con vos)


He decidido escribir sobre esto ahora, cuando todavía estás vivo, y no en otro momento, cuando ya no estés, porque ese día será absurdo decir cualquier palabra. Tal vez hoy mismo sea absurdo, suspendido como estás en ese limbo al que no podemos acceder, pero en el que (espero) estés en absoluta paz.
Pensar en vos, pensar en ustedes tres, es transportarme a una edad dorada: escuchar los mismos temas hasta el infinito, comprar las revistas musicales del momento, pegar fotos en las paredes de mi cuarto. Yo tenía trece, catorce años. Luego vinieron los recitales. Seguirte siempre, admirar tu talento, sentir un pequeño orgullo por ver tu influencia sobre varias generaciones, mofarme de los que tratan de imitarte... Durante más de dos décadas despunté estos vicios con el fanatismo bien entrenado. Hasta corregí dos libros sobre la banda, la cumbre total.
Dios es siempre sabio: te dio la posibilidad de dejar una marca en vida, lejos de la que ahora no parece vida, aunque el calendario diga que es tu cumpleaños número 51.